“Los niños deben estar en la escuela o jugando; el trabajo es para los adultos”

El trabajo infantil vulnera el derecho que tienen los chicos a jugar, a aprender y a crecer saludablemente. Por eso, desde el primer día de la gestión del gobernador Scioli asumimos la responsabilidad de trabajar con las distintas áreas de gobierno, los municipios, los gremios y la sociedad en general para lograr la prevención de dicha problemática y su progresiva erradicación”, subrayó el Ministro. Según la Comisión Provincial para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil (COPRETI), que depende de la cartera laboral, en territorio provincial el trabajo infantil se manifiesta en diferentes modalidades, tanto en el ámbito urbano como rural, asumiendo formas invisibles y visibles. En las zonas urbanas se encuentran tanto en el sector informal como en el sector formal de la economía y constituyen un núcleo considerable de quienes realizan trabajos en forma dependiente o independiente en condiciones de gran precariedad y de riesgo. Por caso, una encuesta del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación en hogares del Gran Buenos Aires demostró que el 2,4 por ciento de los chicos de entre 5 y 13 años declaró trabajar por cuenta propia. De ellos, el 1,9 por ciento admitió hacerlo en la vía pública o en medios de transporte. También se determinó que uno de cada diez adolescentes trabaja más de 36 horas semanales, el máximo autorizado por la ley laboral; y que uno de cada 4 realiza actividades en horarios nocturnos, lo que no está permitido en la normativa. En el ámbito rural, en tanto, el trabajo de niños y niñas suele ser considerado “natural”, en gran medida por la tradición cultural. Tal concepción lleva a aceptar y valorar que los niños y niñas ayuden en las tareas laborales de los adultos y, muchas veces, se considera que trabajando desde niño se aprenderá mejor el trabajo de los padres, valorizándose esta modalidad de aprendizaje por sobre la educación formal. Según el sondeo antes mencionado, el 26,7 por ciento de los niños de entre 5 y 13 años que repitieron de grado declaró haber trabajado, en tanto que ese índice se eleva al 39 por ciento en el grupo comprendido por chicos de entre 14 y 17 años. Las situaciones de trabajo infantil más frecuentes relevadas en la Provincia son la mendicidad y la venta ambulante; tareas como empleadas domésticas, limpia vidrios, cuida coches y malabaristas; recolección de botellas, cartones y periódicos; carga y descarga de mercaderías en supermercados; y ayudantes en carpinterías, obras en construcción, talleres textiles, lavaderos de autos, hornos de ladrillos, en cosechas estacionales y en la actividad frutihortícola. Políticas para un fenómeno multicausal “El trabajo infantil no es un fenómeno que pueda abordarse de forma aislada; el tratamiento de esta problemática debe ser profundo y debe atender la particularidad de cada región del territorio”, explicó Cuartango al referirse a las acciones que se desarrollan a través de cada Ministerio en la Provincia, que son coordinadas y articuladas por la COPRETI. Estas políticas públicas, que implican un trabajo mancomunado entre la Nación, la Provincia y cada uno de los Municipios, tienen distintos sustentos, Uno de ellos es la consolidación de un sistema educativo de calidad, inclusivo y accesible, que se ajuste a las necesidades y al contexto que rodea a los niños que trabajan. Para ello, la propuesta de la COPRETI incluye conseguir jornadas ampliadas para que los niños permanezcan más tiempo en la escuela y menos en el trabajo, instalación de nuevos establecimientos y/o mejoras en la infraestructura, designación de docentes, materiales pedagógicos, acceso a becas u otros estímulos, entre otros. En ese marco, Cuartango sostuvo que “la educación es fundamental para romper con el círculo de pobreza y la reproducción intergeneracional del trabajo infantil” y remarcó: “los niños deben estar en la escuela o jugando en sus casas; el trabajo debe corresponder a los padres y por eso, el valor del Estado es el de contener a esos chicos para que tengan seguridad mientras sus padres están trabajando”. Otro punto importante para avanzar hacia la erradicación del trabajo infantil está vinculado con la concientización y el cambio cultural, dirigido a los diferentes actores sociales como agentes del Estado provincial y municipal, empleadores, trabajadores, padres, sindicatos, organizaciones sociales, niños, medios de comunicación, entre otros. El factor cultural, actúa fundamentalmente sobre el trabajo infantil a través de su naturalización y esto queda demostrado, entre otras cosas, mediante las continuas referencias a la importancia del trabajo como herramienta de aprendizaje, de capacitación y de compromiso con las responsabilidades. “Existen ocasiones en las que el trabajo infantil se fusiona con rasgos culturales, pero a su vez, se dan casos de explotación a chicos, que son absolutamente premeditadas. Ambos casos hay que atenderlos y resolverlos considerando la complejidad en el contexto que los rodea. En eso se está trabajando fuertemente y de manera conjunta en cada ámbito del gobierno provincial”, aseguró el ministro de Trabajo. La prevención y detección de trabajo infantil mediante la realización de controles e inspecciones es otra de las políticas públicas que lleva a cabo la Provincia. En lo que va del año se labraron 33 actas de infracción a empleadores, luego de que se constatara la presencia de un total de 61 trabajadores infantiles. La Plata, Villarino, Patagones, General Pueyrredón y Pilar son los distritos que registran más altos índices de infracciones. “Los controles no persiguen fines recaudatorios”, aseguró Cuartango, a la vez que aclaró: “lo que queremos es evitar que los chicos trabajen. Y con ese objetivo, la administración Scioli hace especial hincapié en la generación de empleo decente que garantice la inclusión laboral de los adultos”. Finalmente, y en la enumeración de políticas públicas instrumentadas para evitar y erradicar el trabajo infantil, el Ministro hizo referencia a la asignación universal por hijo que “apunta a que los chicos estén donde deben estar: en la escuela”. “El beneficio propició la vuelta a las aulas de 140.000 alumnos y eso implica la disminución del trabajo infantil”, subrayó el gobernador Daniel Scioli, a la vez que aseguró que la medida trajo avances sociales muy importantes. Según las estimaciones de la OIT, hay unos 220 millones de niños que trabajan, 126 millones de los cuales lo hacen en actividades peligrosas. En América Latina son 14 millones, lo que representa el 10 por ciento del total de de niños que hay en la región. Del total de chicos de entre 5 y 17 años que trabajan en Latinoamérica, 9.4 millones realizan tareas que son consideradas peligrosas, vinculadas con la explotación sexual, el uso de pesticidas y agroquímicos y el trabajo en basureros, entre otros. A pesar de las cifras, la OIT asegura que los últimos años, el número de niños y niñas que trabajan en el mundo se redujo en un 11 por ciento y el número de niños inmersos en trabajos peligrosos descendió en un 26 por ciento.-