“La iniciativa apunta a fomentar la reutilización, el reciclado y la valorización de dichos residuos, con el fin de reducir el impacto nocivo que estos producen sobre el medioambiente”, afirmó Malagamba. Se estima que cada habitante genera alrededor de 2,5 kilogramos de basura electrónica, lo que equivale alrededor de 100 mil toneladas anuales. En este contexto, los datos de reciclado y recuperación son ínfimos. Por ejemplo, uno de los pocos operadores habilitados en el país, procesa anualmente entre 1700 y 1900 toneladas de RAEE, mayoritariamente de informática y telecomunicaciones. Es decir, menos del 2% del total de los desechos tecnológicos generados en el territorio argentino. “Los productores tendrán un plazo no mayor a tres años para proceder a la sustitución de los componentes tóxicos. De esta forma evitaremos que cientos de celulares en desuso, viejos monitores de tubo de rayos catódicos; los cuales pueden llegar a contener hasta 4 kilos de plomo, un metal pesado peligroso por sus efectos neurotóxicos-; se continúen agolpando en los basurales de la provincia de Buenos Aires”, agregó el senador platense. Malagamba resaltó que, como consecuencia de los avances tecnológicos, la cantidad de basura electrónica continúa creciendo exponencialmente. “Es necesario actuar rápidamente para desactivar esta verdadera bomba de tiempo. Esto no sólo se podrá lograr a través de la puesta en marcha de una regulación rigurosa que siente los cimientos del sistema de reciclaje en la Provincia, sino que también es necesario que los productores encargados de la comercialización de los RAEE fomenten la producción de aparatos electrónicos proclives al reciclado”, concluyó el referente del GEN.