El presidente Javier Milei dio su primer discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en el marco del debate general de la 79ª edición del evento anual de la organización.
Ante líderes mundiales, cuestionó la agenda 2030, "aunque bienintencionada en sus metas, no es otra que un programa de gobierno supranacional de corte socialista".
Milei se presentó como un "economista liberal libertario" que jamás tuvo la ambición de dedicarse a la política. Durante su discurso de unos 15 minutos, criticó a la ONU, la acusó de desviarse de sus objetivos originales y advirtió lo que "va a ocurrir si las Naciones Unidas continúan promoviendo las políticas colectivistas".
Según el Presidente de la Nación, la agenda 2030 "pretende solucionar la pobreza, la desigualdad, y la discriminación, con legislación que las profundiza". Esto convertiría a la ONU en "una de las principales propulsoras de la violación sistemática de la libertad, como por ejemplo con las cuarentenas a nivel global durante el año 2020".
Milie anticipó que la Argentina abandonará su posición de neutralidad histórica y "no acompañará ninguna política que implique la restricción de las libertades individuales, del comercio, ni la violación de los derechos naturales de los individuos". En consecuencia, anticipó el disenso de nuestro país ante el "Pacto del futuro" promovido por la ONU. En cambio, propuso una "agenda de la libertad".
Entre las razones que dio para criticar al organismo internacional, Milei nombró a la situación de las Islas Malvinas. Según explicó, "organización (no) ha cumplido satisfactoriamente su misión de defender la soberanía territorial de sus integrantes, como sabemos los argentinos de primera mano en relación a las islas Malvinas".
El presidente cuestionó las reiteradas declaraciones de la ONU en contra de las acciones militares de Israel en Gaza, "el único país de Medio Oriente que defiende la democracia liberal". En cambio, le enrostró su "incapacidad total de responder al flagelo del terrorismo".
Milei además, denunció una supuesta incoherencia de la ONU, en su postura de defensa de los derechos humanos, por permitir el ingreso al Consejo de Derechos Humanos a "dictaduras sangrientas como Cuba y Venezuela, sin el más mínimo reproche".