20 días de corona virus en Argentina

El martes 3 de marzo se anunciaba el primer caso de corona virus en la Argentina, en ese instante lo que hasta ese momento se miraba como algo que le pasa a otros comenzó a ser algo propio. El virus estaba entre nosotros.

A partir del minuto cero de la enfermedad en Argentina se generan todas las actitudes posibles, desde la responsabilidad institucional de la mayoría de la clase política, hasta la mezquindad de los que pensaron en irse de vacaciones en lugar de respetar la cuarentena.

Nadie puede dudar de que se actuó rápido desde la Presidencia de la Nación, el domingo 15 comenzó el aislamiento preventivo y comunitario, para sacar gente de las calles, se suspendieron las clases y muchos comenzaron a trabajar desde sus casas. Sin embargo esto no alcanzo, la foto de la ruta que conecta Bahía Blanca con Monte Hermoso, mostró el lado más miserable de muchos argentinos, se tomaron el aislamiento como vacaciones, desoyendo la premisa oficial que pedía “quédate en casa”.

Más allá de las primeras medidas, y de intentar mostrar el problema como una cuestión de estado y no como una campaña política, desde el gobierno vieron que la enfermedad siguió avanzando y que muchos se tomaron los anuncios como algo liviano, la respuesta del Presidente Fernández fue clara, anuncio aislamiento total y foto con Kicillof, Rodriguez Larreta, Perotti y Morales. El mensaje contundente a la sociedad decía; “esto es en serio y tengo todo el respaldo de la política”.

La respuesta de la población fue positiva, la mayoría respetó el pedido de quedarse en casa, nacieron gestos de generosidad, voluntariado y vecinos solidarios, pero como nada es ideal, aparecieron comerciantes que aumentaron precios y los irresponsables que salieron a las calles como si nada ¿es necesario salir a comprar alimentos de a dos?, ¿es necesario pasear al perro media hora? La respuesta claramente es no.

La pandemia desnuda al país, por un lado muestra la solidaridad con los aplausos de las 21 hs desde los balcones apoyando a quienes trabajan, por otro  los médicos agradecen, aunque advierten que sería mejor que pidan que les paguen más por cubrir la emergencia en las guardias.

Las mismas se encuentran desbordadas en gran medida para atender a los argentinos que se fueron de viaje en los últimos días, desoyendo las advertencias ya no del estado argentino, sino del mundo. Una extraña metáfora del país que se muestra lleno de contradicciones.

El virus también sirvió para mostrar falencias del estado, la precariedad con la que trabajan muchos profesionales en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires es un ejemplo; esta situación fue denunciada por el abogado platense Juan José Losinno, que interpuso una acción de amparo y/o denuncia por incumplimiento de los deberes de funcionario público a los ministros bonaerenses Sergio Berni, Julio Alak y al vice ministro de salud Nicolás Keplak, a los que hace responsables, entre otras cosas, de falta de barbijos y guantes para los médicos del SPB.

Hay que aclarar que estas falencias no son de ahora, en gran parte son heredadas de la gestión de la “desaparecida” María Eugenia Vidal, que nunca vio a los profesionales de la salud como una prioridad en ningún ámbito, sino que tampoco término 13 hospitales con obras iniciadas antes de 2015.

Ahora el gobierno tiene dos grandes tareas; mantener con firmeza las medidas tendientes a superar la pandemia y generar las condiciones para que no se resienta más una economía que está en terapia intensiva y no por el corona virus.