Respecto de la Jornada, el Vicegobernador, Daniel Salvador, agradeció “a la Defensoría por este tipo de iniciativas que contribuyen al desarrollo de una mejor educación”. En ese sentido, Salvador expresó que es de suma importancia contar con una educación inclusiva y que todos puedan acceder a ella en igualdad de condiciones.
A su término, el Defensor Guido Lorenzino, dejó en claro que “la educación inclusiva no es solo incluir a un chico con síndrome de Down, sino que significa tener una mirada mucho más profunda, donde incluir implica, en términos de realización, un sinfín de oportunidades”.
Por su parte, fue la Lic. en Psicología, Gisela Untoiglich, quien a través de una serie de diapositivas realizó un análisis de lo que significa trabajar en una educación que pretende incluir. Sobre eso, Untoiglich se preguntó respecto del gran interrogante, que es ¿Cómo alojar las diferencias?. La respuesta surgió a partir de la interpretación de que “es necesario otorgarle a los chicos lo que cada uno necesita para lograr una equidad”.
Es válido destacar que, durante el desarrollo, la Psicóloga explicó que existe una fuerte estigmatización cuando de “normalizar” se habla. “¿Qué es normalizar?, ¿Sabér las tablas?, ¿Terminar una carrera en cuatro años?”, se preguntó Untoiglich, quien añadió que existe una tendencia a una “medicalización” y un “neuroliberalismo”, así como también una marcada impronta a “patologizar las diferencias”.
Para estos términos, quien ha trabajado en la materia durante largos años, precisó que existe una visión de “educar al cerebro, hay un neuromarketing,”, donde la sociedad es definida como la “suma de cerebros aptos en un mundo competitivo en el cual hay que desarrollar al máximo las estrategias de supervivencia personales”. Los docentes son los “encargados de educar cerebros exitosos”, comentó la Lic Untoiglich.
En esa vía de análisis, la expositora describió que muchas veces, ante la preocupación del docente por no poder captar la atención del niño o niña dentro del aula, decide hablar con las familias para que la misma realice una consulta científica que pueda tener una explicación de porqué eso sucede. Es decir, “que la familia tenga un diagnóstico, que antes parecía algo temeroso y ahora los padres salen a buscarlo constante y desesperadamente”.
A esto mencionado, Untoiglich anexó el rol de los terapeutas, quienes son concebidos como los “entrenadores de conducta y emociones para lograr adaptaciones eficaces”.
Ante esta serie de problemáticas, una de las propuestas para cambiar el curso de la educación y transformarla en una más inclusiva y de mejor calidad, podría ser la que contemple a “forjar la otredad”, argumentó la Psicóloga, quien explicó que “pensar en las otredades como experiencias de alteridad, permite comprender que estamos hechos de diferencias y que habrá que sostener en su inquietante extrañeza”.
“Hay que construir lo común que implica lo abierto, el para todos de mundos compartidos; el actuar en común, la pluralidad abierta. Partimos de experiencias en común que constituyen lazos, ya que no hay mundo sin otros, sin semejanzas y diferencias”, refirió Gisela Untoiglich, que remarcó a su vez que la escuela sólo “logrará la transformación”, si “construye espacios de resistencia, aloja a los alumnos en sus diferencias, lucha contra lo inexorable y empodera a docentes, alumnos y padres”.
Sobre el final de su presentación, la Lic. enunció sobre la importancia de contar con una “escuela como oportunidad subjetivante, en donde todos los niños tienen aspectos positivos que habrá que ayudar a desplegar; donde sea la escuela la que pueda ofertarle al niño para el cual predomina el desamparo, un nuevo borde que lo sostenga para poder constituirse y construir porvenires posibles sin taponar con etiquetas invalidantes”.
“Impulsar el lugar de la escuela como ámbito posibilitador de una escuela activa, acompañante, sostenedora, reconocedora de la otredad, de las diferencias y de lo educativo en común, es lo que debe suceder”, articuló Untoiglich, quien reconoció que “tenemos responsabilidades éticas insoslayables con nuestros niños”.