El problema es ser pobre

Más allá de que hace un año y medio el actual presidente prometió pobreza cero, y no cumplió, sino más bien que profundizó en muchos casos el problema, el tema de la pobreza es un problema central.

El pobre además de ser pobre, no tiene prepaga y en muchos casos ni obra social, es decir sufre las penurias del sistema publico de salud, penurias que también sufren los profesionales que allí trabajan por los magros sueldos y el escaso reconocimiento, el ejemplo del medico riojano que paso más de 40 días de guardia es una muestra palmaria. Tampoco tiene acceso a una educación de calidad, en este país, salvo la Universidad, la educación estatal es deficiente no solamente en lo que hace a la formación académica, sino también a la formación humana.

 Los que menos tienen además padecen un sistema de transporte infame, con empresarios millonarios que siguen cobrando subsidios del estado, que no cuidan la seguridad y mucho menos respetan al pasajero, ese pasajero pobre que tarda tres horas en volver a su casa y que si tuviera auto se ahorraría gran parte de ese tiempo para leer, jugar con su familia o simplemente descansar.

 Es decir una persona honrada que trabaja y no le alcanza vive en un sistema que además de castigarlo por ser pobre no le da educación, salud, ni medios de transporte públicos dignos, aunque esto ya es bastante, el principal problema de la sociedad, según encuestas realizadas en los últimos meses, es la seguridad y en ese tópico también están más desprotegidos que el resto de la sociedad.

Esta descripción ya es dramática, pero mucho más dramática es si consideramos que según estadísticas de fuentes oficiales un tercio de los argentinos son pobres.

Es hora que la política y los dirigentes se pongan los pantalones largos y dejen de jugar como si fuera un TEG, es hora que discutan los problemas reales de la sociedad y le busquen soluciones reales y concretas a la gente.