Doctor Honoris Causa post mortem para el destacado profesor de Derecho, Genaro Carrió

El Doctorado Honoris Causa es el máximo reconocimiento académico que otorga esta casa de estudios a personas que sobresalen por su acción ejemplar.

El presidente de la UNLP, Martín López Armengol junto al decano de Derecho, Miguel Berri, mantuvieron un encuentro previo a la ceremonia, que luego fue protagonizada por los hijos de Genero Carrió, quienes fueron los encargados de recibir el simbólico diploma.

Durante el acto, Berri sostuvo: “que adquieran visibilidad los grandes, docentes, alumnos e investigadores, como en este caso, es claramente una forma concreta de defender la universidad pública, una universidad que no le pertenece a ningún gobierno, sino a todo el pueblo”.

“Para nosotros que Carrió haya formado parte de esta Facultad, es un gran orgullo. Y también nos sentimos sus discipulos, porque si bien no tuvimos la oportunidad de llegar a conocerlo personalmente, sus conocimientos trascienden, siempre lo releemos”, agregó el decano.

Genaro Rubén Carrió fue un distinguido graduado y profesor de la Universidad Nacional de La Plata con una destacable carrera, tanto académica como profesional.

Luego de graduarse como Licenciado en Derecho, a raíz de la obtención de una beca del Institute of International Education realizó curso de Posgrado en la Universidad de Dallas, Texas, en virtud de lo cual obtuvo un Master of Law in Comparative Laws hacia el año 1955 y pudo convertirse, al año siguiente, en Profesor Asociado de dicha Casa de Estudios.

Ocupó el cargo de Profesor Titular de la asignatura Introducción al Derecho, en la Universidad de Buenos Aires, entre los años 1956 y 1966.

Obtuvo el título de Doctor en Derecho y Ciencias Sociales, en la Universidad de Buenos Aires en 1959, defendiendo su tesis titulada: “El caso Kot. Análisis crítico de un recurso de amparo”, de la cual también fue Profesor Honorario en el año 1987; habiendo realizado también estudios de Posgrado en la Universidad de Oxford.

En el año 1968 recibió la distinguida Beca Guggenheim, otorgada únicamente para aquellos profesionales que, en el campo de su saber, hayan demostrado una excepcional calificación y aptitud para su ejercicio.

En 1974 recibió el premio al mejor jurista del año.

Fue miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de Estados Americanos (OEA) entre los años 1972 y 1976. En un principio, estuvo a cargo de la incorporación de un tema particular en el nuevo Programa General de Trabajo del año 1972 que reemplazara al entonces vigente. Dicho tema fue “El delito político y sus relaciones con el terrorismo”. Durante los años siguientes, como relator, trabajó en los casos Guatemala y Uruguay, ante las denuncias por violaciones a los derechos humanos ocurridos en esos países

La intervención del Dr. Carrió en la CIDH durante esos cuatro años fue preponderante, y su alejamiento del organismo se dio de forma voluntaria ante inacción en el caso de la dictadura chilena. Asimismo, a sus aportes por la preservación de la convivencia democrática se le suma su patrocinio en la interposición de habeas corpus por parte de detenidos por la dictadura cívico militar argentina.

Entre sus logros más destacables, es menester mencionar que fue presidente de la Corte Suprema de la Nación entre los años 1983 y 1985, tras la recuperación de la Democracia, bajo la presidencia del Dr. Ricardo Raúl Alfonsín, a propuesta de éste.

Durante los dos años que duró la Corte con esta composición hubo grandes cambios en su accionar, entre los que podemos mencionar el abandono de la conocida “doctrina de facto”, quizás como la decisión más relevante. Esta corriente había sido instalada durante el golpe de 1930 a partir de la acordada emitida por la Corte de ese entonces, y en virtud de ella los sucesivos golpes militares del Siglo XX encontrarían un refugio institucional de reconocimiento de la legalidad de sus actos. Al efectuar entonces semejante cambio de paradigma, los ministros de la “Corte Carrió” optaron por un nuevo enfoque respecto del análisis de la legislación de facto: otorgar a todos los actos emitidos en este marco una validez precaria, fundada únicamente en la necesidad mas no en la presunción de justicia que emana de todo orden democrático.

En los últimos meses en su cargo como presidente del máximo tribunal, firmó la sentencia que condenó la decisión de la Cámara de Apelaciones Federal en lo Criminal de la Ciudad de Buenos Aires de asumir el juzgamiento a las Juntas Militares.

Tras su renuncia, en el año 1985, se convirtió en miembro fundador de la Sociedad Argentina de Análisis Filosófico (SADAF), y a su vez en coordinador del Consenso Nacional para la Consolidación de la Democracia (puesto ejercido hasta 1989).

A partir de 1986 y hasta su fallecimiento en el año 1997, fue vicepresidente de la Fundación Konex, prestigiosa institución cuya actividad principal es la promoción y estimulación de iniciativas, obras y empresas de carácter cultural, educacional, intelectual, artístico, filantrópico, entre otras expresiones.

En el plano doctrinario, entre obras de su exclusiva autoría pueden destacarse “Notas sobre derecho y lenguaje (1951)”; “El sistema americano de derechos humanos (1987)”; “El recurso extraordinario por sentencia arbitraria en la jurisprudencia de la Corte Suprema (1967)”; “Principios jurídicos y positivismo jurídico (1970)”; “Algunos aspectos del recurso de amparo (1.959)”; “Cómo estudiar y argumentar un caso (1.987)”; entre muchas otras.

Cabe destacar la especial relevancia de “Cómo estudiar y argumentar un caso”. Esta obra demuestra el carácter docente y formador del Dr. Carrió. Profesional que prestó especial atención en el desarrollo del espíritu profesional de los jóvenes abogados. Allí condensa dos charlas dadas en el marco de cursos de iniciación profesional brindados por la Asociación de Abogados de Buenos Aires, y plasma una serie de ideas que tienden a prevenir una corrupción en el ejercicio de la profesión como consecuencia de la adopción de prácticas nocivas.

Además de sus contribuciones de manera directa en el derecho y la filosofía a través de obras de su autoría, también lo hizo de manera indirecta como traductor o coautor, permitiendo así el estudio, en lengua castellana, de obras extranjeras fundamentales como “Sobre el Derecho y la Justicia (Alf Ross, 1977)”; “El concepto del Derecho, y Derecho y Moral (H. L. A. Hart, 1968)”; “Introducción al razonamiento jurídico (E. H. Levi, 1964)”; entre otras.