La violencia institucional no es solo policial y necesitamos respuestas políticas

Escribo con la angustia y el dolor de todo un pueblo que no merece padecer un ataque tan despiadado de la policía como el que vivimos en nuestro querido bosque de La Plata la noche del 6 de octubre.

Creo que nadie se merece una cosa así; sea del color de fútbol, político o social que sea.

Como platense, peronista e hincha de Gimnasia de toda la vida vivimos una pasión popular que se transmite de generación en generación y se vive con una alegría que es difícil de explicar, pero que todos los que vivimos acá sabemos de qué se trata.

¿Por qué, entonces, se actuó de esa manera?

Desde nuestra posición se torna inexplicable e inadmisible una represión salvaje e histórica como la que vivimos esa noche.

Vinieron a reprimir y dejaron sin respirar por momentos a decenas de miles de mujeres, niños, ancianos y laburantes que sufriendo la difícil situación económica que se vive, fuimos a nuestro punto de encuentro que hace casi 150 años nos permite disfrutar un momento de alegría.

¿Qué gobierno popular toma semejante decisión?

¿Cómo puede una gestión de origen popular reprimir al pueblo al cual debe cuidar?

¿Quiénes son estos funcionarios de neto corte represivo y nula capacidad de gestión?

¿Cómo pudo durar tanto la represión sin que ningún funcionario interviniera para detenerla?

Es sabido que en ningún espectáculo popular de la Argentina el control de ingreso se hace en la misma puerta, como sucedió esa noche: siempre se toma la precaución de hacerlo a 300 o 400 metros del lugar.

Errores básicos de ese tipo se dieron en todo el operativo, pero lo más grave fue el ataque despiadado con el que reprimieron a todos los espectadores que disfrutaban del evento deportivo.

La represión incesante durante más de una hora a familias indefensas no fue originada por ellas ni tampoco respondieron a semejante provocación.

Por otra parte, aunque se hubiera dado de otra manera, los conflictos sociales no se resuelven con represión indiscriminada.

La violencia institucional que sufrimos la hemos denunciado siempre y no vamos a ceder un centímetro cuando esta sea ejercida, independientemente de quien lo haga.

Y además, más allá de las identificaciones, como vecinos necesitamos una respuesta.

Esto no puede terminar solo en un hecho policial.

Debatir sobre estas preocupaciones tiene que ver con la política de seguridad, más allá del hecho puntual gravísimo que me despertó escribir esta nota.

Es importante para nosotros y para el espacio que represento una pronta respuesta y la toma de decisiones que nos permitan recuperar la esencia popular de nuestro gobierno.