Kicillof participó del Tedeum en la Catedral de La Plata

Acompañado por el presidente de la Cámara de Diputados bonaerense, Federico Otermín, el ministro de Derechos Humanos de la provincia, Julio Alak, el gobernador Áxel Kicillof participó de la oración que encabezó el prelado platense y con quien mantuvo un encuentro previo a la ceremonia, junto a la ministra de Gobierno, Cristina Álvarez Rodríguez.

En una jornada marcadamente interreligiosa, ya que hubo representantes de diferentes iglesias y confesiones religiosas, monseñor Víctor Manuel Fernández recordó que “venimos hoy a pedir por nuestra Patria, y en ella incorporamos la provincia y la ciudad. Me acompañan a orar hermanos de distintas iglesias y de otras confesiones religiosas, a quienes agradezco de corazón su presencia. También venimos a disponer el corazón para ser generosos, constructores de una sociedad más sana y más feliz”.

“Porque no se trata de dominar espacios de poder, sino de usar las posibilidades que uno tiene para generar procesos de transformación, que darán fruto en su momento, quizás más allá de mí. Jesús hablaba de una pequeña semilla de mostaza que poco a poco se convierte en un gran árbol donde se cobijan muchos pájaros del cielo”, aclaró.

Pero, continuó, en la raíz de esa entrega “hay un cambio interior, hay un click, hay una actitud que tiene que llegar en algún momento de la vida. Es cuando uno pasa de obsesionarse por las propias necesidades: de bienestar, de fama, de reconocimiento, de afecto, a una santa obsesión porque los otros vivan mejor”.

Asimismo, remarcó que existe una “necesidad de dejar de obsesionarse por el yo, de reconocer que no tengo identidad ni raíz sin los demás que crecieron conmigo, sin una historia común, sin un proyecto comunitario, y sentir la urgencia de decir ‘nosotros’”. “Pero no hay verdadero ‘pueblo’ no hay un sujeto colectivo real que pueda llamarse ‘nosotros’ si no están incorporados los últimos, esos que menciona el texto del Éxodo que escuchamos: el inmigrante, el huérfano, la viuda abandonada, el pobre que vive a tu lado”, subrayó el arzobispo.

Y finalizó: “Más allá de las bellezas de la geografía, más allá de esta tierra que me sostiene, esta ese 'nosotros' que es lo más valioso de un sano patriotismo. Hay un proyecto común que construir, hay un deseo que nos junta. Habrá distintas maneras de imaginar las soluciones que la sociedad necesita-y de hecho aquí están presentes autoridades de distinto signo políticos– pero en la base de todo está la necesidad de renunciar al individualismo y soñar un destino común”.