Crónica de una muerte anunciada

En octubre de 2015 el concejal electo tocaba el cielo con las manos, tantos años de militancia política por fin daban sus frutos. Poco tiempo después el joven Fernando Ponce asumía como Presidente del Concejo Deliberante de la cuidad de La Plata.

No pasaron muchos días y comenzaron los problemas, su soberbia, gritos y destrato para con el personal  y sus colegas concejales eran la comidilla de los pasillos municipales, mientras esta situación escalaba, el Intendente Julio Garro lo sostenía y lo apoyaba, ya que tanto él como la política veían en Ponce como un posible heredero natural.

El tiempo transcurrió y aparecieron las denuncias de acoso, que derivaron en su salida del legislativo municipal, para entonces ya había cosechado una inusual cantidad de enemigos que sé repartían por igual entre propios y extraños.  En ese momento si bien dejo la escena pública se mantenía con un gran poder real, su grupo de la Juventud PRO ganaba espacios en el gobierno del Intendente Garro, dentro de ese grupo se destacaba, la hoy Diputada Provincial Julieta Quinteros.

La joven dirigente fue creciendo, ocupó lugares en el gabinete, fue concejal y mientras sumaba musculo político, comenzó a sentir que podía cortar el cordón umbilical que la unía con Ponce. Fue entonces que en enero de este año a poco de asumir como Diputada Quinteros comenzó a recibir reproches y exigencias de un Ponce que entendía que la banca era suya, que era él quien la había puesto en la lista y no el Intendente Julio Garro.

El poder real de Ponce iba desapareciendo, mientras Quinteros crecía en la consideración del jefe comunal y de su gabinete, él sumaba más y más críticas por sus gritos y malos tratos, además del ruido que generó su crecimiento patrimonial y sus onerosos gastos personales.

El punto final de la relación se dió en la ciudad de Lobos en el lanzamiento de “Hacemos Buenos Aires”, cuando Julieta Quinteros fue destacada en el escenario, mientras Ponce se vanagloriaba con ser el padre de la criatura, fue entonces cuando la Diputada decidió romper con su antiguo jefe y amigo, a partir de ahora ella sería la jefa de la juventud y quien tomara las decisiones, esto no fue bien tomado por Ponce y su grupo que para ese momento era escaso en comparación con quienes ya reportaban con la actual legisladora provincial.

Si bien esta movida no fue ordenada por Garro, tampoco le pareció mal que este conflicto lo corriera a Ponce de la escena, hacía mucho tiempo que el Intendente estaba agotado de un dirigente que le traía más problemas que soluciones, más allá de valorar su trabajo en campañas electorales.

Ponce está afuera del gobierno de Garro y lo que es peor está afuera de planes futuros dentro de la dirigencia del PRO, anunció que se retiraba de la política y más allá de palabras de compromiso con las que se despidió, lo cierto es que está viviendo un triste y solitario final.