Celebramos el contrato firmado por la Provincia para traer 10 millones de dosis de la vacuna india Covaxin. También que se haya acelerado el ritmo de vacunación y la confirmación de la Nación de que comenzará a producirse en Argentina la Sputnik V.
Pero no vamos a aceptar el desacople de estas buenas noticias con lo que sucede (o mejor dicho, no sucede) en las aulas. El jefe de gabinete Carlos Bianco adelantó que las clases no volverían la semana que viene, una vez que venza el decreto vigente este viernes, a pesar de que se registra un descenso de 17% de los casos y de que no hay evidencias de que el movimiento escolar provoque un aumento considerable de contagios.
En este punto estamos librando una pelea por el sentido común, para no naturalizar que los chicos no estén en la escuela teniendo clases. Hay una intención perversa para que nos acostumbremos a una normalidad que jamás será tal: mantener la educación virtual, cuando hay distritos que pueden volver a la presencialidad con los cuidados correspondientes, es resignarse al status quo, a convivir con la pobreza estructural, a habituarse a desigualdades que la educación debe mitigar.
Cuando no hay coherencia en las medidas implementadas baja el acatamiento de la sociedad hacia las restricciones vigentes y se alimenta un círculo vicioso que deviene en pérdida de credibilidad, mayor desconfianza y empeoramiento de la situación sanitaria.