Por Sergio Buil
El gobierno bonaerense llamó a licitación para la construcción de edificios que funcionarán como sedes de organismos del gobierno de la Provincia de Buenos Aires en los municipios. Se presentan como “mini gobernaciones” o “casas de la provincia” y ya se habla de posibles designaciones de funcionarios públicos.
En algunos municipios la realidad indica que existen dependencias provinciales que ocupan edificios alquilados, con altos costos y falta de comodidades, ante lo que un análisis de inversión y amortización puede justificar la construcción de edificios. Pero más allá de esa realidad, es imposible que no surjan múltiples interrogatorios ante el momento que atravesamos y la falta de visión transformadora del Estado.
¿Es prioridad la construcción de edificios administrativos cuando hay matrícula de educación inicial no cubierta en nuestra provincia por falta de jardines de infantes, prácticamente no existen jardines maternales y la jornada extendida en el nivel primario no es factible generalizarla por falta de aulas?, ¿Se busca un espacio para centralizar delegaciones provinciales en un solo edificio (educación, justicia, registro de las personas, IOMA, ARBA, otras) o se pretende generar un “estado paralelo” al municipal con designación de cargos políticos a dedo e improductivos en una era donde la gestión online debería agilizar, transparentar y eficientizar el tiempo de los ciudadanos?
Cuando la realidad demuestra la necesidad de la increíblemente retrasada autonomía para los municipios de la provincia de Buenos Aires, cuando la regionalización se requiere como instrumento que potencie los aspectos productivos y sociales con base en quienes viven y conocen las potencialidades del territorio, aparece un minúsculo e inoportuno proyecto alejado de las prioridades que demanda la sociedad bonaerense, reflejando conceptos que nos alejan del poder de acción de los municipios, del poder político que el pueblo le da a sus autoridades locales, del sentido de región y de una descentralización moderna y representativa.
¿Qué nos pasa a los políticos y dirigentes bonaerenses?, ¿Hasta cuándo vamos a seguir determinando acciones improductivas que no tienen el mínimo poder de transformación?, ¿Cuándo vamos a dejar de tener gobernadores que desconocen nuestro territorio y lo gestionan con una copia de un manual hecho para la Capital Federal como si existieran similitudes en su esencia?
Discutamos nuestro presente y futuro, debatamos defendiendo nuestro ser y sentir bonaerense, establezcamos claramente las diferencias de cada zona del virtuoso territorio que ocupamos, tengamos la fortaleza, amplitud, y convicción para ser y mostrarnos como la principal provincia de un país que hace décadas vive menospreciándonos ante una sumisión que pareciera que aceptamos con resignación. Debatir nuestras prioridades y determinar acciones presentes con visión futura es una necesidad que no puede demorarse más.